04 noviembre, 2006

¿Que hace uno en la selva si no puede respirar?

El primer día me quitaron el aire los caimanes, capibaras, monitos, tortugas y aves. En la mañana me quitó el aire la anaconda y su paisaje. En la tarde apareció el delfín rosado, un poco gris, pero al fin y al cabo delfín. Es imposible respirar con tanto suspiro. Creo que me he enamorado irremediablemente de la selva.

Joaquín condujo unos cuantos metros en lancha desde nuestro alojamiento y llegamos a un tramo del río donde las orillas se separan formando un óvalo custodiado por delfines.
Me costó mucho trabajo perder el miedo a los caimanes que nadaban simulando ser troncos podridos. Pero era la única oportunidad de nadar en el mismo lugar donde lo hacían los delfines. Aunque había otras personas tomando un baño en la orilla nadie de mi grupo se animó y yo tenía la sensación de “si no es hoy no es nunca”.

(¿Si ven la gente bañándose arriba?)


Floté como los lagartos e intenté mantenerme silencioso en el centro, esperando atento a la aparición. Cada vez que veía una mancha oscura acercarse volvía a preguntar, - ¿Joaquín, está seguro que los caimanes nunca han atacado a nadie?-, y el respondía desde la orilla, - No, nunca.

Pasaron menos de 10 minutos y al fin se presentó el delfín soplando agua sobre su cabeza y asomando un pedazo de su lomo. Es como para llorar de la alegría, es como para orinarse del susto.
Con los minutos me fui sintiendo más tranquilo, poco a poco acostumbrándome a su presencia, entonces aparecieron otros delfines y estuvieron dando vueltas por allí, acercándose a veces y retirándose. Son inteligentes, pero estoy seguro de que no sabían que yo tenía más miedo que ellos.
Después de un rato se fueron y salí a la orilla para esperar su regreso. Nunca volvieron.

(¿Si ven el lomito del delfín?)

Llegó la segunda noche. Una sin lluvia y acompañada por el concierto de la selva: Chapoteos de los caimanes cazando en el río, chicharras, sapos y sabrá Joaquín que más animales en su oficio. Esa noche dormí con la sensación de poder morir tranquilo y con la imagen de las constelaciones que forman los brillantes ojos de los lagartos en la noche.A la mañana siguiente salimos a pescar pirañas para luego de almorzarlas regresar en el bote a Rurrenabaque, ya vendría el paseo a la jungla.




Si quieres ver un corto video musical que grabé navegando por la pampa haz clic a continuación:

http://www.youtube.com/watch?v=zNDKOC-pjfw

1 comentario:

Anónimo dijo...

quwe bueno es... esta noche me moría por escuchar a Fito y no lo encontraba... tu video musical fue genial!!! además de los colmillos de la pirana.. que tal sabe? blou,blou