04 noviembre, 2006

Anaconda


Ayer la pampa era un desierto, hoy la pampa es un pantano. Así es la selva, imprevista y contundente.
Salimos en búsqueda de la anaconda con pocas esperanzas de encontrarla. Generalmente se la puede ver fácil tomando el sol pero en días lluviosos como éste, se esconde en lo profundo de las raíces de arbustos y árboles de regular tamaño para aguantar el verano. Porque aquí en la selva el verano es lluvioso y el invierno es seco.



Llevaba puestas unas botas de caucho hasta la rodilla, pero se convirtieron en una piscina ambulante y maloliente, el agua no nos daba tregua. Una niebla insípida cubría el horizonte y el silencio era roto por sapos gigantes que se cruzaban en el camino y aves solitarias que anunciaban su partida. El objetivo era encontrar a la anaconda pero incluso si no aparecía ya había algo que llenaba mi corazón, era esa atmósfera generosa y bella.



Caminamos por 3 horas al cabo de las cuales perdimos toda esperanza de hallar a la serpiente más grande del mundo, esa boa que el principito distinguió tragándose un elefante, la misma que ha sido víctima de películas estúpidas. Un animal que sólo he visto en zoológicos.




Joaquín se resistía a creer que por primera vez en la temporada le iba a ser imposible encontrar a la anaconda, continuó su búsqueda y cuando nos informaba que era hora de regresar, tuvo éxito. Bajo una raíz oscura se abría un hueco profundo donde dormía a esa hora el reptil. Metió su mano y haló de la cola un monstruo largo y gordo, de ojos blancos malhumorados, era lo justo, acabábamos de despertar a uno de los reyes de la selva.

El resto no es algo nuevo. Es lo mismo que sentí cuando vi las ballenas jorobadas en el pacífico o los cóndores y los lagos azules en Perú. Es esa emoción que me llena de gozo cuando veo la belleza del mundo estrellarse en mi alma, devorando toda sensación de tristeza o inconformidad, recordándome que el planeta es nuestro y que debemos vivirlo.

Admiramos la serpiente el tiempo suficiente para no perturbar su naturaleza salvaje y la devolvimos a su habitación. Allí estará hasta que salga a cazar pequeños mamíferos o capibaras, hasta que alguien más la encuentre para deleitarse con su belleza o cortarle la cabeza y hacer con ella un bolso o un traje de chamán boliviano.

¿Quieres ver como se va a dormir la anaconda?

Mira el video que grabé:

http://www.youtube.com/watch?v=h3P1Fq7ttsk

1 comentario:

Anónimo dijo...

"cuando veo la belleza del mundo estrellarse en mi alma" que lindas palabras... me necanta!!!! blou, blou