Es como tratar de describir lo que sientes cuando tu mamá te consiente o lo que ocurre cuando conoces a una persona que te gusta. Eso ocurre con la aparición de la ballena jorobada. Es como si el universo te diera un gran abrazo y sólo puedes dejar de respirar y llorar un poco.
Siguiendo la Ruta del Sol en Ecuador, hoy llegamos a Puerto López. Nuestra mayor ilusión era poder pagarle alguien para que se adentrara en el mar con nosotros a bordo y nos mostrara el lugar donde las ballenas jorobadas viven desde junio hasta septiembre.
Nos subimos en una pequeña embarcación con otras 8 personas y navegamos por alrededor de 1 hora mar adentro con una ansiedad que te hace creer que cada ola es una ballena. Finalmente el motor se apaga y todo queda en silencio para esperar que algo que nunca has visto aparezca y te asombre, pero cuando lo hace, ocurre mucho más que eso.
Es como un sueño del que recuerdas cada detalle, pero crees que es imposible contárselo a alguien porque de cualquier forma sabes que nadie lo entendería…
Del silencio salió una aleta blanca y manchada que nos saludaba como si hubiera sido entrenada para hacerlo. Segundos después pudimos ver el cuerpo casi completo de una ballena que nos mostraba sus barbas rayadas en saltos que se repetían para reafirmar que el mundo es majestuoso.
Durante más o menos 20 minutos tres ballenas rodearon el bote para que todos los que estábamos dentro pudiéramos verlas, y luego, cuando se aseguraron de que nadie en el bote podía pronunciar palabra, volvieron a batir sus aletas para despedirse y se alejaron lentamente sin dejar de saltar.
Después de ésta sobrecogedora experiencia también se me ocurrió pensar que esto es mucho mejor, más lindo y más barato que ir a Disney, y no tienes que pedirle a nadie una visa para verlo. Ojalá que cuando tenga un hijo todavía quede alguna de las 6.000 ballenas jorobas que restan en todo el planeta y lo pueda traer para que desde muy pequeño sepa que se pueden vivir cosas mejores de las que se ven en televisión todos los días.
(La colita)

(Un saudo)



