25 agosto, 2008

Morir y Viajar

En las tumbas indígenas de tribus suramericanas se encuentran artefactos que disponen los vivos para acompañar a los muertos en su recorrido hacia la eternidad. Entre las pocas cosas que sé, al difunto lo echaban al foso acompañado de vasijas, alimentos, armas, vestidos, amuletos, animales, y en algunos casos, sirvientes aún con vida, todo esto, para acompañar al difunto en el “camino”.

Creo que nadie tiene certeza si la muerte sí es algo semejante a un viaje, pero de algo estoy seguro, y es que un viaje sí se asemeja a la muerte.

Con el desprendimiento por lo material que caracteriza a alguien que sabe que va a morir, he pasado horas enteras empacando en decenas de bolsas negras de basura la multitud de cosas que pensé en algún momento necesitar, y que ahora con claridad, veo como mugre.He seleccionado ropa para regalar y que esperaba a ser usada en mi closet por años, libros que nunca leí, otros que leí tres veces y no lo haría una cuarta, CDs con archivos de respaldo de trabajos que nadie volvería a admirar y otros con música que se encuentra a granel en cualquier programa de descargas. Boté y boté teniendo presente que no podía seguir cargando tanta basura y al final, sólo pude preguntarme por qué esperé tanto tiempo para deshacerme de lo que no me servía.

Ahora en mi maleta llevo lo indispensable para el viaje: regalos para los que me esperan en el más allá, prendas de vestir primorosas, zapatos suficientes y el portátil que posiblemente me permitirá trabajar en el otro mundo. En esta vida dejo un par de cajas plásticas con cosas a las que aún no puedo renunciar y algunos artefactos electrónicos que dejé en calidad de herencia temporal o permanentemente.

De todo el proceso de preparación de este viaje, como si estuviera preparándome para la muerte, siento que lo material que se vaya o se quede es lo que menos influye en mis emociones. Lo que ocupa mi corazón es el lazo con mi familia y lo que significa prepararme para la larga distancia física que nos separará. He pasado dos semanas o más, con emociones mezcladas de preocupación y calma, temor y valentía. Me he desvelado pensando en lo que viene y lo que dejo.

En ocasiones no he podido dormir pensando en lo que voy a extrañar a mi familia. Pienso en las últimas noches que pasamos compartiendo una película en la misma cama, las chimeneas en San Antonio, los abrazos de oso de mi padre, la solicitud de un beso de mi madre o la risa de mi hermana, me preocupa perderme los momentos relevantes de la vida de cada uno, o no estar presente si alguno de ellos necesita de mí. Me preocupa que haya cosas que cambien para siempre mientras yo estoy lejos, como si alguno de ellos muere y no lo puedo volver a ver.

Para preparar mi partida renuncié varios días antes de irme para compartir la mayor cantidad de tiempo con las personas que más quiero, sin embargo este no fue el camino hacia la tranquilidad. Esta sólo llegó muchos días después cuando mi papá me citó en un rincón del Nido de Águilas ante una vista privilegiada para apreciar el atardecer y me dijo cuanto le alegraba mi partida a pesar de su tristeza. Fue entonces cuando me confesó que mi mamá y él, me habían regalado a mí y mis hermanas, alas y raíces.

No sé si comprendí del todo lo que me quiso decir, pero sé que para apreciar ese regalo debo usar mis alas para volar tan lejos como pueda y con mis raíces debo recordar siempre de donde vengo, mis valores y el amor con el que ellos me criaron. Supe que podía irme en paz a recorrer este camino que ellos quisieron que andara y que yo decidí tomar. Tal vez no debería depender de alguien más para ganar mi paz interior, pero con sus palabras y el abrazo de mi madre la conseguí.

Es paradójico que los preparativos de este viaje se asemejen a la preparación que cualquiera haría si supiera que va a morir, y a la vez, que la razón de este viaje sea tener la certeza de que algún día moriré y que quiero estar preparado para cuando eso ocurra, ese día y ese minuto quiero estar seguro de haber hecho lo que siempre quise hacer, viajar, recorrer el mundo, aprender otros idiomas, conocer otras culturas, lanzarme al vacío de la total incertidumbre. El país elegido por ahora: Israel.

5 comentarios:

Angelica dijo...

Tal vez deberia cojer lo que escribes en tu blog como una terapia para llorar un poquito y sacar esas lagrimas que se quedaron en el camino jeje.
Quiero q sepas que no solo mi papi a pesar de la tristeza esta feliz de que estes alla, yo tambien lo estoy y mucho.
Estuve viendo las fotitos y se me parece a San Andres aunque no es q me acuerde muy bien de san andres jajaja pero parece asi como un lugar playudo...

te quiero mucho

Anónimo dijo...

Definitivamente, salen a relucir tus dotes de escritor, tus palabras me llegaron al corazón, mientras las lagrimas rodaban por las mejillas de chiqui y mias pensaba, que hijo el que tengo, que valor, muy pocas personas tienen no solo la posibilidad de irse al otro lado del mundo sino la osadía de hacerlo.
He llegado a la conclusión que tengo unos hijos fuera de serie.
Te amooooo
tu mami

Anónimo dijo...

Amigo mio... que hermosas las palabras de tu papi, eres valiente y sé que, existen miles de puertas y solo si tienes los ojos y los oidos abiertos podrás ver... espero logres avances, imagino que si... mucha luz en tu camino. Te quiero mucho. Se me olvido como me firmo en tu blog.... ji,ji,ji... bloug,bloug,bloug... ja,ja,ja,...

Gustavo Espinel Martínez dijo...

Pues Andrés mucha suerte en esa nueva vida, le mando buenas energías para que todo se dé la mejor manera. Viajar, desprenderse, renacer y recordar son medios para crecer aún más.

Debe ser cierto que prepararse para un viaje es como la muerte... Recordé cuando arreglo mi cuarto: montón de basura que uno acumula de la que depronto están amarrados muchos recuerdos...

Malusa dijo...

Se que me repito como el ajo ...pero me gustaría de pronto que mi hijo tuviera la gana de escribir como lo haces ...al paso del tiempo ...serás tu propio lector y volveras a recorrer lo andado . Dios te bendiga a ti en tu vuelo y a tus padres ...que supieron darte esas alas e inculcarte el valor y la alegría de atreverse . Dios contigo

Malusa