En quinto de primaria me crucé durante un año con un sujeto que desapareció misteriosamente. Desde entonces Juan David Plata quedó en mi sutil memoria colegial y pasó a la historia como uno de los tantos compañeros que se aparecieron en mi camino.
Hoy a más de dos mil kilómetros de distancia de donde nos vimos por última vez y luego de casi quince años nos reencontramos en Santa Cruz.
Era extraño vernos nuevamente después de tanto tiempo, pero debo decir que más extraño fue para mí ser recibido como a un hermano.
En el tiempo que estuve en esa ciudad Juancho estuvo pendiente de que nada me faltara, de que gozara la ciudad. Me abrió las puertas de su casa y me acogió en su familia. Pasamos muy buenos momentos y ahora puedo decir que antes tenía un compañero, pero ahora tengo un gran amigo. Que linda es la vida que nos da la oportunidad de volver a la vida personas que se nos pasaron sin que lo notáramos para conocerlas y encariñarnos con ellas. Así es el mundo, lleno de vueltas, lleno de misterios, hoy estamos aquí y mañana podemos estar allá. Que bonito es que nada esté escrito.
Aquí los dejo con las fotos de mi amigo y su familia.
Juancho, muchas gracias, de verdad.
Juancho con su linda hija Sarita.

Aquí con Juancho, su esposa Vivi (de Uruguay) y Sarita.


4 comentarios:
Que lindos!!!
Quiero un nietooooo, PERO NOOOO TUYOOOOO
Ni de Angélica jajaja
Oops.!!
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