22 septiembre, 2006

El ladrón y la montaña rusa

Volvía de Arequipa y tenía sólo un día y medio para llegar a Lima, pero aún me alcanzaba el tiempo para detenerme en algún lugar.
Decidí parar en Ica, una ciudad famosa por su desierto con enormes dunas de arena y un oasis que se llama Huacachina.

Viajé toda la noche y llegué a las 5 de la mañana, una hora antes de lo planeado. Cuando el bus se detuvo para mi parada yo estaba en el quinto sueño y un amable peruano me despertó para avisarme que debía bajar en los próximos 10 segundos o el bus continuaría conmigo hacia Lima. Bajé con los pensamientos despelucados, una mochila adelante y la otra atrás, de inmediato varios taxistas se ofrecieron a llevarme pero me negué hasta no estar en el uso completo de mis sentidos que no estoy seguro si son sólo cinco.
Esperé diez minutos y finalmente decidí tomar un taxi que se acababa de detener en frente. Le pregunté por el precio, me cobraba menos que los otros y lo tomé sin pensarlo. Anduvimos sólo 5 minutos y se detuvo frente al hotel Casa de Arena. En el camino yo le había pagado con una moneda de 5 soles que el rechazó por encontrarse en mal estado. Aquí hago un paréntesis y es que los peruanos se engañan tanto entre ellos que no aceptan ningún dinero que esté medio estropeado, todos los billetes de más de 50 soles los asumen como falsos y si los aceptan es porque han pasado una exhaustiva revisión. El cuento es que la moneda tenía un pequeño hueco en el medio y el sujeto no la aceptó por lo que me vi obligado a darle un billete de 20 soles.

Bajamos del auto, el individuo se bajó, yo ya estoy acostumbrado a que siempre se bajan para hacer negocios con los de los hoteles, nunca pienses que se bajan a ayudarte con la maleta, desafortunadamente en Perú cualquier muestra de amabilidad debes tomarla como un acto sospechoso, situación que no deja de molestarme.
Entramos al hotel y le pedí el cambio de mi billete. -Ya un momento-. Y mientras tanto el del hotel trataba de conducirme hacia mi habitación. – ¿Usted conoce al taxista? - le pregunté molesto al recepcionista. – Si yo lo conozco, el se queda aquí abajo cuidando -. Y yo, que había visto que en la recepción no había más que unas colchonetas y cobijas sucias me dije – ¿Cuidando qué? -. Dimos unos pasos más y escuché como el motor del taxi se encendió para luego alejarse llevándose mi dinero. Quise matar al sujeto del hotel. Quise irme del Perú de inmediato, quise maldecir a ésta tierra por demostrar su pobreza y sus ansias. Y vuelvo y le ruego a Dios, ojala que mi Colombia no sea así. Yo de verdad siento que mi Colombia es peligrosa, pero no es así de HP.

Le reclamé al del hotel y me explicó que su respuesta se debía a que ellos siempre le daban una comisión a los taxistas, por eso el me había dicho que lo conocía, pero que en realidad nunca lo había visto antes y que lamentaba la pérdida del dinero, sacó su billetera y me ofreció 10 soles que no pude aceptar. En realidad se veía apenado.
Después de esto decidí que no pasaría la noche en Ica, ni loco. Creo que no se trata del dinero, que en realidad no eran más de 5 dólares, se trata de la rabia de sentir que te han engañado.

Esperé a las diez y media de la mañana cuando salía el tour para hacer sand boarding (vale la pena aclarar que el sand boarding, en palabras simples, consiste en deslizarse acostado, parado, sentado, de cabeza o de espalda, sobre una tabla llena de aceite por debajo, con los pies amarrados a la superficie y desde altas dunas de arena caliente que se elevan de 20 hasta 150 o 300 metros de altura).

Es una muy buena experiencia y es un lugar muy hermoso, al menos para los que nunca hemos estado en el desierto. Te suben a un Buggie amarrado por un cinturón de seguridad a los hombros y conducido por un chofer al que una abeja la ha picado el trasero. Durante mas o menos diez minutos te llevan por dunas con velocidades y movimientos que te dejan sin aliento, es tal vez una montaña rusa natural, la mejor en la que me he montado hasta entonces, a cada instante piensas que el carro va a terminar dando giros sobre la arena, ves a tu alrededor otros carros llenos de gente que grita en ocasiones y te acompaña un paisaje tan desértico y tan hermoso como la soledad.

Después de un rato se cansan y te van llevando a montañas de arena de distintos tamaños para que poco a poco aprendas a sostenerte sobre la tabla sin tragar arena. Nunca había hecho nada parecido y habría pasado todo el día en ese lugar deslizándome bajo el calor si hubiera sido posible. Creo que fuimos a unas 10 dunas distintas y la última era de más o menos unos 200 metros y un ángulo de 60 grados, al principio da miedo pero luego aprendes que la arena es suave y que lo que en realidad estás haciendo es soltando adrenalina, y sacando el dinero de tu bolsillo para reemplazarlo por un poco de arena. Sin embargo cuando estás en un lugar así, el dinero no importa, ni siquiera el que se robó el taxista, porque todo ha valido la pena. Que le aproveche.

Luego del sand boarding te llevan a otro recorrido de montaña rusa, ésta vez un poco más rápido y pendiente, son otros diez minutos de gritar y sonreír con arena en las encías.

Me gusta esa canción de Ronan Keating que dice que la vida es una montaña rusa y sólo tienes que subir a ella.


Aquí haciendo el papelón de querer lanzarme...


Solo...
Desde el Buggie y a lo lejos otro Buggie. (La cámara se me llenó de arena y anoche casi me muero porque no abría el lente, ésta mañana usé mi boca como aspiradora y ¡¡Ahora funciona otra vez!!)


En el Buggie... en realidad no lo conduje nunca...


Más sólo...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Ya sabes soldado advertido no muere en guerra, acuerdate del 11.avo mandamiento:
NO DAR PAPAYA
afortunadamente tienes quien te cuide pero también acuerdate del señor que despues de una avalancha se subió al techo de una casa y paso una lancha y le dijo vamos y el dijo no Dios me salvará, luego le mandó un helicoptero y no quiso subir tampoco diciendo Dios me salvara y el agua siguió subiendo y se ahogó y cuando llegó al cielo le reclamó a Dios por no haberlo salvado siendo el tan buen samaritano y Dios le dijo te mandé una lancha y no quisiste entrar en ella luego te mandé un helicoptero y no quisiste subir......
!AYUDATE QUE YO TE AYUDARE¡

Un besito mmmuuuaaa TE QUIERO MUCHO
Tu mami