02 abril, 2011

Los días normales

Nunca pensé que chiqui pudiera ser mejor conductora que yo, que aprendí a los 14 con el maestro más exigente que hubiera podido tener, mi papá. Y ahí está ella, tan pequeñita como es mi hermanita, andando a velocidades endemoniadas y lanzándome caparazones rojos en ese adicto juego de Mario Kart y haciéndome caer por precipicios de pesadilla.

Es el Nintendo Wii que además nos reúne para participar en campeonatos de tenis mucho más emocionantes que los de Nadal y Federer. Mi mamá, se lanza sobre la malla para contestar bolas con efecto, mi papá usa infructuosamente sus estrategias del ping pong para éste juego que más que estrategia, requiere de buen humor y un extremo cuidado para no romper con el control, la cabeza de los adversarios.

Nuestros días "normales" en Japón… son fácilmente, de los días más felices que he pasado en mi vida, con una rutina tan simple y a la vez tan abundante, que me gustaría contártela a tí Elisa, para que un día, cuando puedas leer éstas palabras que intentan describir lo indescriptible, tengas al menos una vaga idea de la atmósfera que se respiraba en casa, en los días de tu nacimiento.

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