12 octubre, 2006

Titicaca, más que agua.

Además de las islas Uros y la isla Taquile (de la que hablaremos más adelante), visitamos la isla de Amantaní donde pasamos la noche en el hogar de una familia indígena.

La isla de Amantaní alberga dos templos naturales, uno dedicado a la pachamama y el otro al pacha tata. El primero más grande que el segundo. En la fotografía tenemos la montaña sobre la que está construído el más pequeño.
Es fácil entender la gran fé de la gente. En espacios como éstos donde se aprecia la belleza de la naturaleza se siente imposible no adorar a un Dios.



Mulle de Amantaní. Unos minutos antes de partir.


El viaje en bote puede durar hasta tres horas, si el bote no se vara. Mientras tanto nos divertimos un poco con los niños haciendo figuras de plastilina.



Stella era hija de una brasilera y un japonés. ¿Será que muy pronto se me hace el milagrito y tengo una sobrina?


Había olvidado publicar ésta fotografía en Puno. Aquí estoy con Flavio, Candy y la bebé alpaca Inti.

1 comentario:

Anónimo dijo...

hola pues estoy de acuerdo con mi primo andres, ya es hora de tener el heredero de cabeza rapada, aunque sea japonesito
jajaja
andrea