04 noviembre, 2008

El lenguaje, una alegría olvidada

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Nunca me detuve a pensar en lo maravilloso que es decir “Hola cómo estás?”, “Bien gracias, y tú?”, “Llegaste?”, “¡Estas mojada!”, “ya no te quiero”. Y es sólo ahora cuando abro mi mente a un nuevo idioma cuando encuentro fascinante poder comunicar todo lo que me da la gana en mi idioma, poder cantar una canción, responder cualquier pregunta en la calle, leer el menú de un restaurante, entender la publicidad y analizar sus secretos.
Qué bonito es el español, y que bonito el de mi Colombia tan musical y correcto. Porque, ¡Ni mas faltaba! No es lo mismo oír el incorrecto y mal hablado español argentino en el bus camino a mi clase de hebreo, que el maravilloso español que hablamos en Colombia, y sobre todo, en Bogotá. ¡Que vivan mi rola ciudad, Miguel de Cervantes y la Real Academia de la Lengua!

Tal vez ha pasado mucho tiempo desde que fuimos lactantes y poco a poco armamos en nuestro cerebro el esplendoroso esquema del lenguaje, por eso ya no recordamos la alegría que sentimos de niños al comenzar a comunicar lo que sentíamos, queríamos u odiábamos, en lugar de usar las muecas, la risa o el llanto como el único medio de comunicación. Tal vez simplemente nunca sentimos alegría.


Lo invito a usted, a su merced, a sumercé, a tomar alguna palabra corta, su nombre si quiere y repetirlo al menos cien veces, y mientras lo hace, le recomiendo que por una vez en su vida analice cada sonido que hace, note como se conectan los fonemas y como el viento al pasar primero por su garganta, cruzar en medio de sus dientes y rozar o golpear contra sus labios origina ese ruido con algún significado que se va perdiendo poco a poco mientras sigue repitiendo la palabra.


¿En qué momento esa palabra cobró algún significado para usted?, ¿Qué significa esa palabra para una persona que no habla español? ¿Qué significa en un lugar donde nadie puede entenderle?
Es sólo un sonido que sale de su boca. Pero ¿Dónde se originó? ¿Quién lo dijo primero? ¿De dónde es la raíz? ¿Es romana? ¿griega? ¿árabe? ¿gringa? ¿colombiana? ¿A quién se le ocurrió reunir esos sonidos y darles una interpretación?


Es increíble que una palabra como “SI” signifique afirmar algo en español, pero que en hebreo se tenga que decir “KEN”, en inglés “YES”, “OUI” en francés, “JA” en Alemán, “HAI” en japonés, “NAAM” en árabe. Donde están los locos o genios que tomaron decisiones tan fundamentales?


Si alguien dijera muchas veces “SI” en alemán parecería que se está riendo en español, pero si alguien dijera dos veces “SI” en inglés estaría diciendo SISI, que para un gringo significaría “MARICA” . Si alguien dice “SI” en japonés entonces en inglés pareciera que dice “HOLA” y si digo “SI” en hebreo entonces es como si llamara al esposo de la barbie.


En fin, el lenguaje. Y esa alegría olvidada de poder comunicarnos.